SU PRECIOSA SANGRE: K´uh (ul) K´i´ik

Publicado en por MM:.

Sangre (k´i´ik en maya) la escencia de la vida, sin ella nuestros cuerpos sencillamente carecerían de anima como un árbol sin savia, en cuyo momento de vida ésta transporta el agua y los minerales de la tierra hasta sus hojas; asi la sangre recorre todo nuestro organismo para llevar oxígeno y nutrientes a la vez que recoge los desechos que son transportados fuera de nuestro cuerpo. De allí que los dioses de los antiguos mayas y otras culturas le tuvieran en gran aprecio, al grado de alimentarse de ella en muchos casos.

 

2859.jpgLos mayas en su vida diaria consideraban un privilegio poder ofrecer su sangre a los dioses de manera que su existencia quedara asegurada y la continuidad del universo estuviese garantizada.

 

Todas las creencias religiosas de los mayas estaban sustentadas en la cosmogonía o su concepto de la creación del mundo. Cuenta el Popol Vuh que los dioses una vez superados los obstáculos dieron vida a los hombres de esta generación mezclando masa de maíz con sangre de tapir y serpiente. Por ello para los mayas era primordial agradecer a los dioses por esta acción alimentándolos a través de su sangre, ya que de no hacerlo correrian la misma suerte que sus predecesores, los hombres de barro y los hombres de madera.

 

Si los dioses se habían sacrificado los hombres debían seguir su ejemplo. De allí que el sacrificio humano fuese una manera de corresponder a este esfuerzo de los dioses por crear y sustentar el universo, por esto ofrecer un sacrificio humano era tenido en gran aprecio. Siendo el Halach Uinik la encarnación de los dioses en la tierra era su sangre un regalo invaluable que se podía ofrecer a los dioses. Es por esta razón que además de los privilegios materiales y temporales el Halach Uinik tenía la facultad de poder comunicarse directamente con los dioses. Junto con su esposa y demás parientes de la elite ofrecían su "preciosa sangre" en ceremonias públicas, perforando diversas partes de su cuerpo mediante espinas de mantarraya, púas de maguey y navajas de obsidiana. Era común perforarse la lengua, los lóbulos de las orejas, los senos nasales e incluso el pene haciendo pasar un cordel mediante el cual se recogía la sangre, o bien vertiendola sobre papel amate para ser quemada en incensarios especiales destinados a tal propósito, de manera que al mezclarse con incienso, el humo resultante pudiese llegar a los dioses y estos complacidos continuasen ofreciendo su bioenergía para que la vida prosiguiese su curso. La figurilla procedente de Jaina, que se aprecia en la imagen es de un noble atravezando su pene mediante un punzón, cumpliendo así el ritual del culto fálico. Esto lo hacían bajo el influjo del balché o vino sagrado, en combinación con hongos alucinógenos de tal manera que sintiese en menor dolor posible. En la imagen debajo se puede apreciar a detalle como apoyado en un pedazo de madera o arcilla apoya el pene para poder realizar la punsión, se aprecia el color azul, simbolo de sacrificio. La pérdida paulatina de sangre y el efecto de los alucinógenos permitían al monarca ponerse en trance de tal manera que los chilam´ob que lo asistían interpretaban el mensaje de los dioses. En fechas recientes se encontró en Comalcalco, Tabasco, México, la tumba de un sacerdote maya donde se colocó en una urna que contiene unos pendientes y conchas con la descripción de la vida ritual del mismo a lo largo de catorce años.

 

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Otros rituales más elaborados y cruentos consistían en sacrificar una víctima humana por lo general doncellas, niños o guerreros capturados de otros sitios. Los primeros eran muy apreciados por su pureza e inocencia; por regla general eran ofrecidos a las deidades del agua para solicitar la llegada oportuna de las lluvias. Su sangre era considerada limpia y se les extraía el corazón por ser el asiento de la escencia divina, para colocarlo aún latiendo en las manos del Chilam quien en base a sus últimos latidos interpretaban el futuro y los designios de los dioses. Hecho esto los cuerpos inertes eran presentados ante los dioses en grandes vasijas, arrojados a los cenotes o bien repartidos entre los asistentes para ser comidos de manera ritual. Por extraño que parezca este tipo de sacrificios no eran comunes y solo se ejecutaban en ocasiones especiales como la ascención al trono de un nuevo monarca o el reinicio de los calendarios rituales, tal como aparece en la estela 11 de Piedras Negras.

 

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Los guerreros capturados pertenecientes a las élites enemigas, eran las presas más codiciadas. Pero en el caso que capturasen al gobernante enemigo o alguno de sus comandantes, estos eran reservados para ser sacrificados mediante la decapitación en ceremonias especiales, denominadas  ch’ak-b’aah (decapitación). Entre más cercana estuviese la población que gobernase, mayor era considerado su valor y por consiguiente la complacencia de los dioses por el sacrificio ofrendado. En la escalinata del edificio 33 de Yaxchilan de observa la secuencia de sacrificios calendáricos a lo largo de 1,400 años.

 

Al igual que los mortales en algunas ocasiones eran sacrificados algunos animales, sin embargo había dos especies que estaba prohibido sacrificar: la serpiente y el tapir, puesto que voluntariamente  ya habían ofrecido su sangre para que los dioses les dieran vida a los hombres de maíz.

 

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Etiquetado en costumbres y creencias

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D
<br /> <br /> Otros rituales más elaborados y cruentos consistían en sacrificar una<br /> víctima humana por lo general doncellas, niños o guerreros capturados de otros sitios. Los primeros eran muy apreciados por su pureza e inocencia; por regla general eran ofrecidos a las deidades<br /> del agua para solicitar la llegada oportuna de las lluvias.<br /> <br /> <br /> no se komían su corazón, o si?<br /> <br /> <br /> <br />
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M
<br /> <br /> No exiten registros gráficos pero cabe la posibilidad que si<br /> <br /> <br /> <br />