LUUM: La tierra,el "monstruo" que sostiene la vida

Publicado en por MM:.

Recuerdo bien un libro de ciencias naturales de cuarto año que tenía una imagen de una enorme tortuga que sostenía cuatro elefantes que a su vez sostenían un hemisferio donde se podían apreciar la tierra y el mar que es nuestro hogar, y por encima de estos la bóveda celeste. Que imagen más fantástica — pensé, a la vez que me reía por lo ingenuo de la escena—, mi maestro de entonces me comentó que aún cuando fantástica hubo un día en que los hombres de la India pensaban en esto como algo sagrado y que la sola duda de esto los ofendería. Prosiguiendo con la historia, nos platicó de los mayas y la gran tortuga que también sostenía la tierra; que siglos más tarde los mexicas pensaron que era un enorme lagarto nos llevaba en su lomo con el encargo de los dioses de protegernos y sustentarnos; y de allí conocimos la historia de Copérnico y el proceso al que lo sometió la Santa Inquisición, por afirmar que la tierra era redonda y no era el centro del universo,  para cerrar con su celebre frase: Eppur si mouve... y sin embargo se mueve.

 

Recien en semanas pasadas salió a la luz pública el descubrimiento de una enorme lápida  en la zona del templo mayor en la Ciudad de México, con la imagen de la diosa de la tierra o Tlaltecuhtli — adorada por los mexicas — que es una reinterpretración de la tortuga (aak) mítica o lagarto  (aáyin) que sostenía en su lomo todo aquello que conocemos como hogar: la tierra o luum.

 

Generaciones enteras escucharon este concepto de cosmogonía y lo aceptaron como cierto de tal manera que su vida entera giro en torno a estos. Los mayas aseguraban que cuando los dioses crearon la tierra en el cielo también se colocaron respectivos cimientos celestes por medio de tres brillantes piedras, correspondientes a la constelación de Orión que junto con lo que actualmente denominamos Geminis, constituyeron la constelación de Aak en cuyo lomo se encontraban estas tres piedras, mismas que en cada casa maya constituian el hogar donde se cocinaban los alimentos que sustentaban la vida de sus habitantes. Allí las mujeres con su herencia alquimica transformaban el sustento otorgado por los varones para hacer de estos elementos de vida.

 

Citando al poeta Miguel Ángel Asturias nos recuerda este concepto de la tierra en palabras mayas:

 

“Jaaj, úuch ka’achi le lu’ume’ junp’éel nojoch iim,
junp’éel táaj nojoch iim tu’ux taak’akbal tuláakal le
Aj koolnáalo’obo’ wi’ijo’ob ti’ u náajalto’ob u
koolo’ob, ti’ k’aab iim, jach u ki’il ti’ u k’aab iim
ko’olel, je’ebix u ki’ muun sak’ab le kéen a
cha’achik.”

 

que en castellano reza la letra:

 

“Sí, la tierra era un enorme pezón, un enorme seno
al que estaban pegados todos los peones con hambre
de cosecha, de leche con de verdad sabor a leche de
mujer, a lo que saben las cañas de la milpa
mordiéndolas tiernitas.”

 

 

Como mencione esta enorme lápida aun cuando representa una deidad mexica, refleja la totalidad del pensamiento maya. Esta madre entonces sustenta la vida de todos sus hijos y con la paciencia y sabiduría de la tortuga, pasiva y generadora deja que sus hijos se alimenten de su seno. Espera paciente a ser fertilizada por la semilla del padre cielo: la  lluvia, que abundante y generosa fertliza las semillas de su seno para en abundancia generar alimento para todos quienes la habitamos. De esta manera poética los mayas y posteriormente los aztecas rendían culto a esta deidad que se alimentaba a su vez de la sangre de sus criaturas, por ello este monolito refleja mucho del pensamiento prehispánico. Se puede ver como de su boca surge un chorro de sangre, en ella se sostiene tambien el agua, sobre ella corre su sangre y esta inmersa en un mar inmenso de la creación primigenia, rodeada pues de agua, la sangre de la tierra. Su rostro sereno muestra dentadura descarnada y ojos hundidos en forma de media luna, como si estuviese en trance o dormida. Su cabello esortijado recuerda a los sacerdotes que se embadurnaban la sangre de sus victimas lo que les hacia lucir temibles. Luce dos pechos colgantes como los de las mujeres que han amamantado a muchos hijos. En lugar de manos y pies, presenta garras con las que destroza y devora a sus victimas, que son esos hijos que con tanto amor nutrió. Así cuando morimos, somos entregados a ella para ser devorados y devolver aquello que nos entregó para sustentar la vida, todos los elementos retornan a ella para sustentar la muerte y cimentar nueva vida. Nada que alguna vez halla estado vivo escapa a ella, ya sean plantas o animales, todos vuelven a su seno.

 

Sus codos y rodillas lucen calaveras que la delatan como devoradora de cadáveres, guardiana de la puerta del inframundo donde moran las almas de los muertos. Luce un fandelín hecho de cráneos y huesos cruzados, así como simbolos del planeta Venus y siete atados "de tiempo", alución clara a la rueda calendárica. Por último la postura en que se encuentra, recostada, con las piernas y brazos abiertos recuerda la postura de las parturientas en el momento de dar paso a la nueva vida, todos somos paridos y devorados por ella, de ella surgimos y a ella volvemos para cumplir con la máxima: polvo eres y en polvo te convertirás. In lakech Ah Laken.
Para más informacion consulta la página http://paseos.cultura-inah.gob.mx/monolitos/

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